El «Ojón» Rojas es algo así como una leyenda del fútbol Departamental. Un crack del área, goleador, guapo y ningún negado para jugar bien. Si bien no hay registros oficiales, sin dudas que en promedio de goles está palo y palo con Casañas, seguramente los dos delanteros de mayor suceso en la Historia de Trebolense. Debutó en 1976 y jugó hasta la temporada 1987 donde algunas lesiones y el paso del tiempo le fueron quitando espacio en el equipo titular.
Hoy, «Osvaldito», como lo conocían de chiquito, sufre una enfermedad que le quitó casi totalmente la visión aunque a los 61 años tiene frescos los recuerdos de aquella época dorada de Trebolense donde sus goles fueron artífices de los títulos del 77 y del 79.
La gentileza de Gladys, su esposa, y la cordialidad de Ojón que ni bien nos escucha llegar nos estira su mano desde el amplio sillón de Comedor de su casa. Tras el saludo afectuoso, la charla: «Desde chiquito me dicen «Ojón», yo era flaquito y jugábamos en el barrio «de la basura», detrás de Trebolense. Y como tenía los ojos saltones, me pusieron «Ojón» y me quedó para toda la vida aunque en mi casa siempre fui «Osvaldito«, señala ante nuestra pregunta inicial.
¿Cómo te iniciaste en Trebolense?
Habré tenido 16 años y salimos campeones en reserva. Después en el 77 que salimos campeones yo jugué mucho. Teníamos una defensa increíble con un arquero que era el mejor (Laurenti), jugaban «Picote» Scarafiocca y el «Indio» Boschi de centrales, los marcadores de punta eran muy buenos, lo mejor era Facundo (Córdoba que falleció a los pocos meses de ser campeón por un accidente laboral) y jugaban la «Mona» Aimone y Raúl Castagno. También estaba «Satu» Martínez y Carlitos Lépore que es bastante mas grande que yo pero que jugaba bien de lo que lo ponías, era la figura del club. Jugaba el «Japo» Depetris, «Carlitos» Sapietro, el «Gatito» Bruno, Timpanaro y adelante el «Gringo» Lovatto, Eligio Boasso… Un equipo bárbaro.
¿Hiciste un montón de goles?
Hice muchos, no sé cuantos. Pero antes había menos partidos aunque había equipos mas accesibles y hacías muchos goles. Los mas importantes, Uno que hice con La Emilia un partido increíble con La Emilia que a los 8`minutos ganábamos 2 a 0. El primero lo hizo Ampoli y el segundo yo pero perdimos 3 a 2. Ese mismo año (1984) recuerdo uno en Sastre ya de grande, que ganamos 2 a 1, el día que se quebró tibia y peroné «Bañita» Castagno. Y otro en un clásico que me quiebran el tabique a los 15′»
¿Cómo fue esa historia?
A los 15′ un defensor de El Expreso cubre la pelota y me golpea sin querer y me quiebra el tabique. Me querían sacar pero yo no quise. En el entretiempo el Dr. Degano (Rodolfo) me lo acomodó un poco y seguí. Ibamos 0 a 0 y mas o menos a los 30′ desbordó el «Gringo» Lovatto y anticipé de cabeza y metí el gol. Cuando terminó entró toda la gente a la cancha y en los abrazos me golearon la nariz. Entonces «Pablito» Salvareschi me cargó en los hombros y me sacó de la cancha. A la noche vamos ahí al bar de Testa en el centro a festejar, tengo la imagen de la «Mona» Laurenti con una botella de champagne gigante y me metí en la fiesta que era total. A la hora no aguantaba mas el dolor y me llevaron al Sanatorio, al otro día me llevaron a Rosario y me lo enderezaron un poco.
¿Se dice que estabas mucho castigado?
Es verdad, yo me porte muy mal con Trebolense pero hubo dirigentes de ese entonces que se portaron muy mal conmigo. Todos los jueves yo los amenazaba que si no me aumentaban un poco, el Domingo no jugaba y había dirigentes tremendos. Una vez me suspenden y el técnico me pone de suplente en Pueblo Casas. Perdíamos 2 a 1 y «Chichipío» Sbrascini que era dirigente va y le dice al técnico que me ponga, la gente se iba, incluso muchos se vinieron a El Trébol creyendo que habíamos perdido pero hice dos goles al final y ganamos 3 a 2.
Anécdotas, un montón…
Sí, una vez jugábamos en la cancha vieja de Cañada Rosquín y ellos tenían que ganar para alcanzarnos o algo así. El partido terminó 1 a 1 y los dirigentes de ellos se metieron en la cancha para que el árbitro no termine el partido. El árbitro dio 5 minutos más y yo le dije a la «Mona» (Laurenti) que cuando la agarre saque rápido que yo iba a estar solo. Así fue, el «Japo» (Depetris) me dice que me la pasó el pero no me acuerdo bien. La cosa es que quedé solo con el arquero que era el «Flaco» Nieto (Eduardo), era muy grandote y lo alcancé a esquivar y la toqué suavecita. Una locura, se armó una…
¿Cómo fue aquella en cancha de Piamonte?
Uhh… tremenda. Llego al vestuario y el técnico me da la camiseta «7», y yo le dije que con esa camiseta no jugaba. Era porque Horacio Alberto iba a jugar de 9. Yo no acepté porque venía haciendo goles de 9 y dejé la camiseta en un banco ahí en el vestuario y alguien pasó y se ve que se cayó al piso. En eso entra Sbrascini y ve la camiseta en el suelo. ¡Para qué!!! Empezó a los gritos: «La camiseta de Trebolense nunca se puede dejar en el piso, la camiseta de Trebolense no se tira al piso. ¿Quién fue? gritaba y era mi camiseta. Vos no vas a jugar, así que me terminé yendo del vestuario. La gente los quería matar y «Chichipío» mandó a buscar de la guantera del auto una pistola porque la gente lo quería matar. La cuestión que me suspendieron por 3 meses pero la gente estaba muy enojada con los dirigentes. Resulta que Edgar Degano me contó una cosa. Me dijo: «No me quiero morir sin contarte esto. ¿Te acordás aquella vez en Piamonte que te suspendieron por 3 meses?. Que yo te fui a buscar. Bueno, resulta que «Chichipío» no se animaba a buscarte para rebajarte la sanción y me vino a hablar a mí pero yo no te tenía que decir que me mandaba él. Entonces yo inventé que lo íbamos a echar del club si vos no volvías y te convencimos para que vuelvas»
¿Cuál fue el defensor mas difícil que te tocó?
Hubo muchos buenos, me acuerdo del «Negro» Alberti de El Expreso que te mataba, Jorge Bracco era durísimo, Fiordomo el de San Martín de las Escobas, Zeitter de Sastre era fuertísimo y además jugaba muy bien, me acuerdo de «Pancho» Cabrera que era un jugadorazo, Caramutto el de El Expreso de lo mejor que vi…
¿Cómo eras como jugador?
Yo tenía una confianza, entraba a la cancha y miraba a los defensores para sacarle ventaja. Iba al frente, chocaba y en el área para mí era el patio de mi casa. De lo actual y si bien no lo vi mucho, era parecido al Negro Venezia. Casañas que es un crack, un definidor bárbaro con una pegada impresionante es muy parecido a lo que era Bajilet en El Expreso. Yo tenía mas sacrificio.
¿Siempre en Trebolense?
Solo jugué en Trebolense, fui un año con Cappe (Eligio Cappellino) a Rosario Central. El técnico era Marcelo Pagani y quedé pero cuando volví a Trebolense me llenaron de plata y creí que lo tenía todo y no fui mas a Rosario. Me equivoqué feo. Jugué algunos partidos para la Selección de la Liga. Una vez me buscaron de Carcarañá pero me dieron un montón de plata en Trebolense y me quedé. También me buscaron de San Jorge pero el pase era de Trebolense.
¿Eras vago para entrenar?
Muy vago. Pero porque me alcanzaba, yo los sábados me cuidaba para jugar los Domingos pero en la semana era maleducado. Me porté mal con Trebolense y Trebolense se portó mal conmigo. Bah, ese grupo de dirigentes que representaban a Trebolense porque el cariño y el reconocimiento de la gente lo tuve siempre y lo tengo ahora.
Igual vos jugabas de cualquier manera…
Si, yo tenía la rodilla destruída y me quisieron operar pero no quise porque me perdía un montón de tiempo sin jugar y la operación era complicada. Jugué muchas veces infiltrado, con una máscara cuando me rompí la nariz. Una vez se me cayó una piedra en el trabajo arriba de un dedo y me tuve que infiltrar, conmigo se fue a infiltrar Eligio Boasso pero cuando vio que me ponían una inyección en el dedo morado no quiso saber nada y jugó sin infiltrarse.
¿Cómo fue tu infancia?
No pasamos hambre porque mi viejo siempre trabajó mucho. Pero dormíamos en una cama chica con mi hermano «Chochi», mi vieja cocinaba en el patio en un brasero. Una vez vino un circo a El Trébol y a mis viejos les dio por llevarnos. Estábamos sentados tomando un mate cocido antes de ir al circo. Mi hermana Nora estaba al lado y le pedí pan y me lo tiró y se tumbó la taza en mi ropa. Como era la única ropa que tenía nos quedamos sin ir a ver el circo.
¿Qué te dejó el fútbol?
Me demostró que no fui mala persona porque me reconocen en todos lados, me saludan todos y eso me hace bien. Creo que dentro de todo dejé una buena imagen.
¿Cómo te trata la vida hoy?
Parece que la vida me castigó muy feo pero la culpa la tengo yo. Todos me decían continuamente que me tenía que cuidar y esas cosas. La diabetes se me despertó no hace tanto. Cuando dejé de entrenar en El Expreso se me vino todo encima. Yo chofer de la ambulancia del hospital me chocaba a los médicos y por orgulloso no les decía nada. Con una pastilla lo podría haber solucionado y no lo hice. No ver nada como me pasa a mí ahora un poco te trastorna. Todos me ayudan, mi familia, los amigos que me vienen a buscar y me llevan pero no es lo mismo. La macana me la mandé yo. Hasta ahora la estoy bancando, por ahora no necesito psicólogo no nada.
¿Sentís que el fútbol te debe algo?
Los reconocimientos se deben hacer en vida, hoy felicito a los jugadores que vienen de afuera se los reconoce más pero a mi me gustaría que a los locales se les de el verdadero reconocimiento que merecen. Yo me fui de Trebolense por defender a Trebolense. En el año 1989 yo quedé de ayudante de Mateo Provenzano y era todo un desorden. Me reuní con él y le dije que cambie porque se iba todo sabés adonde. Me dio la razón, incluso le dije que íbamos a quedar afuera. Nos tocó jugar con El Expreso y si perdíamos quedábamos afuera. Llegó el Domingo y después del partido de reserva voy para colaborar con el plantel de primera y viene el «Negro» César y me comenta que Mateo Provenzano no me quería en el banco de suplentes. Perdimos 1 a 0 con gol de la «Gansa» Quinteros y quedamos afuera. Al otro día me llamaron los dirigentes y me pidieron que no vaya más hasta que se vaya Provenzano. Me pagaron incluso mas de lo que me debían pero no me llamaron nunca más.
¿Y al poco tiempo te buscó El Expreso?
Claro. Me buscó Juan Carlos Almada para recuperar un poco a los chicos que se habían ido a una escuelita de fútbol que funcionaba en AMPIL. Era el año que El Expreso no jugó la Liga (1993) en mayores. Y me quedé 6 años mas o menos. Ahí lo llevé al «Gera» Castagno.
Si estaría en condiciones de salud estoy seguro que podría estar dirigiendo todavía.
¿Cuál fue el jugador que mas goles te hizo hacer?
Hubo muchos buenos. Jugadores de buen pié como el «Japo» Depetris, Gatito Bruno y hablando de buen pie, el «Bamba» Lombardo era un exquisito con el que jugué un solo año.
Trebolense el año pasado estuvo muy cerca de nuevo…
Sí, el trabajo del «Pato» Martínez fue muy bueno, le faltó poco y es una lástima. Creo que lo ganó el técnico de Sastre (Caloni) y con poco. Pero el fútbol es así y es una lástima porque nunca sabés porque yo en 1978 perdí una final con Piamonte y me dije «No pierdo mas una final» y todavía estoy esperando jugar otra.
El extraordinario Ojón Rojas, ese goleador implacable que la pelea aún en inferioridad de condiciones. Ese 9 que en una tarde inspirada le metió 5 goles a San Jorge. Leyenda de un fútbol que llenaba canchas, rebelde, carismático y emblema de tosa una época. Osvaldo Rojas, el goleador eterno.