Hernán Edgardo Díaz, para el mundo del fútbol es el jugador de River con mas títulos en la historia del club. Aquel marcador de punta fuerte, temperamental y ganador. Para nosotros es, además de todo eso, un loco lindo que nació en Sastre, que un día se fue con una mochila de ilusiones a probar a Central, quedó, volvió a jugar en el 84, fue de nuevo a Rosario y toda la historia conocida. Para nosotros es el orgullo de haberlo visto en una Copa del Mundo defendiendo la celeste y blanca, es saber que ni bien podía venía a Sastre de visita, escuchar que siempre, pero siempre, se acordó de su familia, sus amigos, su querido Atlético Sastre mas allá de laureles y coronas conseguidas.
El auténtico Hernán Díaz, el nuestro, el de Sastre, el familiero, el amigo de Pepe…
¿Cuál es tu primer recuerdo del fútbol?
- Patear, como decimos en Sastre, en una calle de tierra donde yo vivía. Teníamos los arcos hechos con dos árboles, arcos naturales digamos, y era jugar todo el día en esa calle. Es un recuerdo que me viene a la memoria de las primeras veces que jugué.
¿Con quiénes jugabas de chico?
- Con mis amigos del barrio, los hermanos Minetti, Pepe Hernández, Los hermanos Caloni, los pibes de la primaria… El Osvaldo, el cabezón Demonte, muchos chicos… Soy del barrio Almafuerte, el club A. Almafuerte tiene una canchita de siete y si no jugábamos enfrente de mi casa nos íbamos a esa canchita. Esa fue mi infancia…
¿Cómo se dio tu primera prueba en Central?
- Fuimos con Pepe (Hernández) de muy chico, habremos tenido 11 o 12 años y fue traumática. Eramos dos chicos, dos campesinos, jaja… fuimos con un susto bárbaro pero quedamos. Pepe de arquero y yo de delantero. Hay una anécdota, el «Pancho» Bossa una vez dijo: El Pancho, que así me dicen en Sastre, de chico jugaba bien… jajaja… Me mató…
¿Qué significa Atlético Sastre en tu vida?
- Nosotros jugábamos en Central pero íbamos a la escuela acá en Sastre y entonces jugábamos en las inferiores de Sastre. Jugar en las inferiores de tu pueblo te genera vínculos fuertes con tu club, tus amigos del pueblo y tuve la suerte de jugar algunos partidos, íbamos y veníamos con Pepe a Rosario. En Sastre salimos campeones en tercera y es para mí un recuerdo muy lindo. Sastre significa que cuando crecí iba todos los días al club y ser parte de la vida de uno.
¿Cómo fue debutar en la Primera de Sastre?
- Para mí jugar en la Primera de Sastre fue increíble. Yo estaba en la colimba y estando bajo bandera, perteneciendo a Central me permitieron jugar donde quisiera y yo me vine a Sastre. Los estadios reventaban, una etapa maravillosa, nos seguían a todos lados. Jugar con amigos, ganamos el apertura y recuerdo que en mi casa cortábamos papelitos con «Nenin» Baravalle, «Pepin» Cingolani, y otros mas. Armábamos bolsas de papelitos para que tiren en la cancha. Yo hice la colimba en Santa Fe y me dejaban salir para jugar y volvía. Fue una etapa hermosa e increíble.
¿Y debutar en Central?
- Yo debuté en la Primera de Central en la B, cuando ya había salido campeón en los últimos partidos. Ahí me cedieron a Los Andes 6 meses porque Central debía estar parado ese tiempo. Cuando volví Don Angel Zoff me hizo debutar en Primera, el partido que Central volvió a Primera jugando en la Bombonera contra San Lorenzo. Fue cristalizar el sueño de chico, el de jugar en la Primera de Central que era donde estaba yo desde los 11 años. Es difícil de describir. Para muchos el fútbol es amor, pasión… Lo único que hice en mi vida fue jugar el fútbol, bien o mal pero jugar al fútbol… Pero mi vida es el fútbol. Lo mas hermoso que me pasó fue jugar al fútbol.
¿Quién es esa persona que te aconsejó, te guió y te acompañó siempre?
- Esa persona que siempre estuvo al lado mío, mi ídolo es mi viejo. Siempre al lado mío, nunca me presionó y me aconsejó muchísimo. Después mucha gente que siempre estuvo, mi primer equipo fue el Sacachispas que jugábamos en la cancha del Almafuerte, en mi barrio. Me acuerdo de un entrenador: Andino Milocco del barrio, el «Gallego» Hernández en el Sacachispas, tuve de técnico al «Patire» Quinteros con quien ganamos el campeonato de tercero, Carlitos Ramella que fue el técnico de primera en la Primera de Sastre en el 84 pero la figura de mi viejo es la mas fuerte por el sacrificio que han hecho tanto el como mi Mamá para que yo juegue al fútbol.
¿Quién fue tu gran maestro?
- Don Angel Tulio Zoff. Tuve millones de técnico pero Don Angel fue eso, un gran maestro.
¿Cómo llegás a River?
- Llego en el 89. Los dirigentes de Central habían ido a Buenos Aires a negociar mi pase y el de Jorge Díaz (Ex jugador de Central) a Boca. Me levanto a la mañana y me entero que era jugador de River. ASí llegué, el técnico era «Mostaza» Merlo.
¿Cuál fue el secreto para mantenerte tantos años?
- La confianza en uno mismo, la constancia, el profesionalismo, las ganas de aprender, el esfuerzo diario. Además del talento natural que podrás llegar a tener, necesitás del esfuerzo, del querer mejorar todos los días y estar abierto a aprender. Todo eso te hace mejor atleta. Solo con el talento no se llega a ningún lado, es importante pero solo con ello no se llega.
Eras de volver seguido a Sastre. ¿Qué anécdotas y vivencias te dejó eso?
- Nunca dejé de venir, mis vacaciones eran en Sastre. A veces jugábamos los Sábados y me venía. Una vez terminé de jugar y me vine porque jugábamos una final y comimos un asado antes de ir a la cancha. No quedó una botella en una bodeguita que yo tenía y después salimos campeones.
¿Te gustaría dirigir Sastre?
- No se me cruza por la cabeza dirigir Sastre, ni ningún equipo. Estoy en otra etapa de mi vida, coordinando las inferiores de River con nexo a la primera y eso me hace muy feliz. Nunca descarto nada, es algo que el tiempo dirá, ni si, ni no… Hoy es no.
La bronca mas grande que tuviste en la Liga?
- Sin dudas no haber podido jugar la final del 84 contra La Emilia en cancha de El Expreso. Habíamos ganado el apertura y La Emilia el clausura y se unificaba. Me acuerdo que yo salí de la colimba en una baja y directamente mi pase volvió a Central y no pude jugar. Fue una desazón muy grande, los muchachos jugaron muy bien pero no se dio. Me hubiera gustado estar de adentro pero lo viví en la tribuna. (Ganó La Emilia 2 a 0 en tiempo suplementario).
¿Cuándo te diste cuenta que serías jugador profesional?
- Nunca lo tomé como que yo quería triunfar en el fútbol, yo siempre soñé con jugar en Primera. Todos los días de mi vida soñaba con jugar en Primera. Me sacrifiqué, luché, se sacrificó mi familia, nos esforzamos todos, mucho apoyo de mi familia y de mis amigos y ese entorno tuvo mucho que ver para que yo alcance el sueño de jugar en primera. Yo no quería éxito, ni fama ni nada, yo quería entrar a una cancha y jugar al fútbol en Primera.
¿Que significó jugar un Mundial?
- Es el sueño máximo de cualquier futbolista, por lo menos para mí y se que para muchos futbolistas. Maradona aspiraba a jugar un Mundial y para mí Diego es Dios y si lo decía el, imaginate lo que era para mí. Me tocó entrar en dos partidos, contra Nigeria y Grecia y ser titular contra Bulgaria y le cuento a mis amigos que estar parado ahí y que suene el himno se me vino el recuerdo de la canchita del Almafuerte, los carnavales de Sastre, mis amigos de la escuela, mis viejos que no comían para que yo viaje a Rosario y seguramente se me cayó alguna lágrima. Te lo digo y me emociono, no encuentro una palabra para explicarlo… Todas cosas lindas. Jugar un Mundial es increíble, jugué en el MUndial del 94 y no te puedo explicar lo que significó estar en esa lista. No existen las palabras para explicarlo.
¿Por qué nunca te fuiste a jugar al exterior?
- Yo tuve la posibilidad de irme a Austria, Central me había vendido pero justo coincidió que me habían citado a la Selección. Desde la parte económica, era imposible imaginarme todo eso, mi viejo tampoco pero yo soy un bicho raro y Austria no era un fútbol de primer nivel y decidí quedarme para jugar en la Selección y pensaba que si me iba a Austria no me iban a citar más y no me fui. Casi me matan, en ese momento el Presidente de Central era Vesco (Vïctor) y me quería matar pero no me fui. Siempre digo de que el tren pasa una vez no es cierto, el algún momento hay que subirse y lo importante es la convicción. Tuve una posibilidad de irme a Japón jugando en River pero tuvimos una reunión familiar y decidí no irme.
¿Qué era lo que mas extrañabas de Sastre estando en Buenos Aires?
- Es como que nunca me fui, tengo mi casa, mis amigos y cuando vuelvo a Sastre soy uno más y está bien que así sea pero no siempre es así. Yo soy uno más. Por ahí cuando las concentraciones eran un poco largas uno extraña a los amigos, a los asados con ellos, extrañaba los carnavales pero como nunca dejé de venir a Sastre no tuve muchas cosas que extrañar. Nunca cambié el domicilio en toda la vida, vengo a votar a Sastre, los amigos son los de siempre, leí una nota de Pepe y dijo que nos conocemos de siempre y es así. El fútbol es lindo, te da un montón de cosas pero lo único que queda son los amigos.
¿El mejor gol que hiciste?
- En la cancha vieja de Americano, el mejor de mi carrera y no me lo olvido más. Hice uno en Alemania jugando para la Selección que muchos me lo recuerdan pero el mejor de todos fue ese. La paré de pecho, metí un sombrero y le pegué de zurda. Perdimos 2 a 1 y nos cortaron un invicto de 16 partidos pero yo no me voy a olvidar nunca ese gol.
Hernán Díaz, el pibe humilde al que le podía faltar un pantalón pero nunca apoyo de sus viejos, el que estando al lado de Maradona en un Mundial se acordó de su calle de tierra donde pateaba con Pepe y sus amigos, el que no se dejó llevar por los dólares europeos por su sueño albiceleste, el que arropó un deseo futbolero en un colchón estrecho cada noche de su infancia, el que no se dio vencido ni en las peores peleas, el que se ganó el respeto y la inmortalidad del amor riverplatense desde la estirpe acuñada en potreros académicos… Hernán Díaz, el que nunca aflojó y hoy es ejemplo y embajador sastrense y de una Liga.
Por: Gilberto Bonelli