Germán Gianoglio es en Sastre el «Indio». Aquel pibe que jugaba bárbaro en inferiores y que se fue a Boca, a la gran Ciudad de Buenos Aires para volver a sus raíces académicas. Para ser clave en la Generación Dorada del fútbol sastrense. Se calzó el overol y a su buen juego le sumó el sudor de un académico de ley, sacrificio necesario para defender desde el amor a la camiseta y ganó. Mas de una década llegando a ser capitán, campeón y símbolo de una historia escrita en letras de oro para el libro eterno de su club.
¿Cuándo debutaste en la Primera de Sastre?
Quedé libre de Boca en el 2002 y me vine a Sastre en el 2003 y empecé a jugar acá. Enseguida me reuní con los dirigentes que en ese entonces era el Pupi Martolio y el «Pelado» Puricelli. La verdad que arreglé enseguida y empecé a jugar.
¿Cómo viviste el título del 2005?
Fue donde empezó todo esto. Ya en el 2003 habíamos jugado una final con Piamonte pero en el 2005 comenzó esta mística de todos jugadores locales, inolvidable. Fue impresionante, un equipazo. Un gran grupo, el mejor título de todos. Hacía muchos años que no se lograba nada y ese título fue una fiesta para todo Sastre.
¿Son la generación dorada de Sastre?
Qué se yo, se puede decir que sí. Fueron muchos años de que Sastre no peleaba por nada pero desde el 2003 que siempre se peleó por algo hasta el año pasado que se logró el Bicampeonato. Fuimos muchos años con jugadores que volvieron a Sastre y se sumaron y los de afuera que también llegaron y se complementaron bien. Jugadores pero además hinchas. Se puede decir que es una generación dorada, jeje…
¿Amigos en el fútbol?
No me quiero olvidar de nadie pero son muchos. Germán Martolio, Sebastián Cerino, Rulo Bustamante, «Pampa» Torti, Adrián «Copiti» Peralta, Germán Lemos que imaginate que fui compañero y estos últimos 4 años fui dirigente de él y fue un orgullo que sea el capitán. Cada uno defendiendo lo suyo pero con mucho respeto. Amigos del fútbol, muchos pero estos además son los de la vida.
¿Momentos gloriosos?
Muchos, han sido todos muy lindos pero el título del 2005 fue lo mejor. La fiesta que hizo el pueblo para agasajarnos a nosotros. La verdad que ese título fue lo mas lindo.
¿Y el mas frustrante?
El del 2011. Habíamos ganado claramente la final de ida 2 a 1 a San Martín y fuimos a jugar la revancha. Ganábamos 1 a 0 y Segura (Ariel, árbitro de ese partido), se equivoca feo, feo y expulsó a Martolio de forma que no se puede creer y quiso ser el protagonista del partido y perdimos 2 a 1. En el tercer partido nos ganan con el gol de Flematti sobre la hora. Yo era el capitán y tenía la ilusión de salir campeón. He perdido muchas pero esa fue la que mas me dolió.
¿Te agarran ganas de volver a jugar?
No, dejé hace 4 años y no me volvieron ganas. Por ahí cuando veo fotos me da ganas de vivir esos momentos pero cuando me retiré lo tenía bien decidido de hacía unos meses. No me costó.
¿Por qué Sastre consiguió tantos éxitos los últimos años?
Sí, fueron muy buenos los últimos 20 años. El club en el fútbol logró muchas cosas pero además lo que creció el club. Muy bueno todo y se coronó el año pasado con el bicampeonato con un equipo increíble, un gran cuerpo técnico y dirigentes que dejaron la piel por el Club Atlético Sastre en el año del Centenario del club. Todo muy bueno pero creo que el 2019 fue el mejor año en la historia del club.
¿Que ves cuando te mirás al espejo?
Me veo mas gordo, jajaja… Di todo lo que podía dar, de chico era todo el día jugar al fútbol. Di todo lo que podía, con errores y aciertos. Me fui a Buenos Aires y volví. Estoy tranquilo porque di todo como jugador y como dirigente, a Sastre le debo gran parte de mi vida al Club porque me formó como persona.
¿Un sueño pendiente?
Siempre lo hablamos con Yermi (Martolio) que ya salimos campeones como jugadores y como dirigentes así que nos falta como técnicos. El sueño es poder lograr eso, siempre lo hablamos con Yermi.
Cuando la historia recuerde al viejo Sastre que ganó todo a principio del Siglo, quizás con hojas amarillentas o de la boca de algún nieto que aún no nació, Germán Gianoglio deberá estar en la primera fila de ese nostálgico momento. Un soldado silencioso que nunca claudicó. Hoy de la mano de Sofía su esposa y Greta, la hermosa pequeña que es la heredera del apellido, lo vive desde otro lado pero sin perder la pasión y el amor por la AKD. Por y para siempre, desde donde le toque.
Gilberto Bonelli