Durante la Copa América de 1979, Pelusa debutó en un torneo oficial con el seleccionado argentino luciendo la 6, ya que «la suya» tenía dueño: Juan Carlos Bujedo.
Diego Armando Maradona, el hombre que se transformó en sinónimo del 10, un día fue tan solo el 6. El futbolista que a lo largo de su carrera siempre estuvo ligado a ese número destinado a los talentosos, representó a la Selección Argentina luciendo una insólita camiseta con el seis estampado en su espalda. Fue en la Copa América de 1979, el único torneo oficial con la mayor en el que Pelusa no llevó el dorsal con el que se inmortalizó. Juan Carlos Bujedo es el nombre del lateral izquierdo cordobés que fue el único que pudo, al menos por un rato, separar al Diez de la diez.
Por esos años, Bujedo se desempeñaba en Racing de Córdoba, que en aquel entonces era una de las fijas en los Torneos Nacionales en los que el equipo de Nueva Italia mostró buenas campañas bajo el mando de Alfio Basile en 1978, 1980 y 1978. Por eso, Menotti, un técnico caracterizado por tener en cuenta al fútbol del interior, eligió a este defensor para la nueva etapa. Argentina integró el Grupo C de esa Copa América junto a Brasil y Bolivia y, para el debut en La Paz el 18 de julio, el oriundo de Río Segundo iría de titular con el diez; sin embargo, la altura lo complicó en la previa y su lugar fue ocupado por Miguel Ángel Bordón en el encuentro que terminó en empate 2-2.
Tiempo después de aquella Copa América, Bujedo y Maradona volvieron a coincidir en el seleccionado cuando Menotti convocó a ambos para una gira por Europa en septiembre de 1979 en la que se enfrentaron con Alemania Federal y Yugoslavia. “Después de ser campeones juveniles, Ramón Díaz y Maradona se sumaron al plantel para esos amistosos y a mí me tocó compartir habitación con Diego. Como compañero era impresionante, un tipo que ponía al grupo siempre por encima de todo”, evoca con cariño el cordobés. Aquel año Bujedo dio el mayor salto de su carrera: pasó de jugar en la Liga Cordobesa y disputar esporádicamente los Nacionales a marcar al alemán Karl-Heinz Rummenigge, una de las estrellas de esos tiempos. “No me olvido más de las palabras del Flaco. Me dijo: ‘Gato, vos hacé de cuenta que jugás en el barrio. No pienses a quién vas a marcar, que hoy es el mejor del mundo, salí a jugar como hacés siempre y listo”, asegura. También acabó vistiendo la camiseta de Vélez e integró el equipo subcampeón del Metropolitano de 1979, que quedó en la memoria por su estilo de juego, y representó al club durante ocho años.