¿Quién lo hubiera dicho? ¿Quién lo recuerda? ¿Quién lo hubiera pensado?
Aquel esbelto marcador central, de marca férrea y cabezazo preciso, de salida elegante o murra convincente debuto en la Primera División del Atlético Piamonte jugando de… wing izquierdo: «A mi me gustaba jugar de defensor pero cuando empecé a jugar en Piamonte lo hice de 11 o de 10. Era el año 1974», señala Diego Caritá en una charla íntima que comenzó con la actualidad de la Pandemia, que siguió por la queja a los anti cuarentena y que decantó, obvio, en el fútbol.
Diego Caritá jugó entre los años 1974 y 1996. 22 años, casi todos en Piamonte. Apenas un Regional en El Expreso y algunos amistosos de los que se hacían en aquella época. Con la de Trebolense contra Rosario Central, con la de General San Martín contra Unión y con la de La Emilia contra Renato Cesarini de Rosario. Diego y un testimonio de un gran capitán del fútbol y de la vida.
¿Cómo fue tu relación con el fútbol?
En el año 74, después de estar 2 0 3 años sin entrar arma fútbol y ahí nos fichan a todos los que jugábamos en el campito. Empiezo a jugar en la reserva, jugaba de 10 o wing izquierdo. La mayoría éramos locales aunque vinieron algunos jugadores de San Jorge: Giro, el Alemán Heidegger, Ramírez… Jugué algunos partidos en reserva y algunos en Primera.
¿Jugabas de 10?
Sí, pero a mí me gustaba jugar de defensor. En los primeros años era volante por izquierda o wing izquierdo. Nosotros nos juntábamos los viernes a hacer fútbol como te imaginarás pero todos los días después del colegio jugábamos y a mi me gustaba ser defensor.
¿Cómo siguió la historia?
En el 76/77 voy a la Colimba, me tocó la compañía comandos en Santo Tomé con muchos jugadores de Colón. Ahí conozco a Néstor Garcilazo, el Garza. Nos quedábamos un mes sin venir a nuestros hogares y un Domingo que estábamos ahí se arma un partido y yo estaba por ahí. Faltaba un «6», jugábamos los soldados contra los suboficiales. Yo les dije que jugaba de «6» y me pusieron, me tocó marcar al «Negro» Altamirano que era el «9» de Atenas de Santo Tomé. Un grandote que era un jugadorazo, un físico como el «Loco» Boero, mas o menos. No lo dejé mover y me gané un castigo de dos cuadras haciendo salto rana, jajaja… por no dejarlo hacer un gol.
¿Y venías a jugar a la Liga?
No, casi nada porque no te dejaban venir. Después de aquel partido se hizo un torneo que ganamos y se armó un equipo para ir a jugar con otros batallones en >Santa Fe. Ahí conozco al «Alemán» Huens que estaba en anfibios y que ya jugaba en Colón. El jugaba de «2» y yo de «6» y ganamos aquel torneo.
¿Y de ahí no te moviste mas?
Claro. Yo vengo a Piamonte a arreglar con los dirigentes y les digo que si no jugaba de defensor dejaba de jugar. Aceptaron y tuve un poco de suerte porque en uno de los primeros partidos vamos a Americano, a la cancha vieja. Jugaba Ramón Díaz de «6» y el destino quiso que Ramón a los 15 minutos se desgarra y el técnico que era Américo Lanfranco miró al banco de suplentes y era el único defensor que tenía y me puso. Jugué a los «Ponchazos» pero me fui haciendo y cuando se arma el equipo del 78 yo estaba consolidado como defensor.
El título del 78 es muy recordado en Piamonte!!!
Si. Hacía del 69 que no se ganaba, había mucho entusiasmo. Había jugadores de Rosario y de «8» jugaba un fenómeno: «El Bamba» (Jorge Lombardo) y un gran equipo. Los jóvenes queríamos salir campeones. Iba muchísima gente, tejido chiquito de un metro, a Piamonte iban 1500 personas a ver el partido, algo impensado hoy. Yo siempre le digo a mi hijo que cualquier partido de Piamonte con El Expreso o Trebolense a mitad de año juntaba 2500 personas.
Y salen campeones aquel día del partido final con Trebolense…
Claro, que ganamos 1 a 0 con gol de tiro libre de wing izquierdo Reynoso que se desvía en la barrera y descoloca a la Mona Laurenti. Con ese triunfo los pasamos por un punto y salimos campeones.
¿Qué recordás de ese partido?
Trebolense marcó un ejemplo del momento de como entrenar y como estar físicamente así que en los últimos minutos nos tenía acorralado porque con el empate eran campeones ellos ya que nos llevaban un punto. Y viene un centro y la alcanzo a peinar y va derechito al ángulo de abajo y era gol en contra. El arquero nuestro era Juan Poncio que era un gato y se tiró y no se como hizo pero la sacó al corner. Vino el corner y terminó el partido. Se puede decir que Juan me salvó porque iba a quedar en la historia, me iba a morir.
Otro título fue el del 83…
Teníamos otro equipo, ganamos en la cancha vieja de La Emilia, jugábamos bien y esa final derrotamos a un equipazo de La Emilia. Teníamos a Dardo Jara que fue un maestro para mí, «Muchinga» Pineda que fue lo mejor que vi, cuando quería jugar era un fenómeno y si no quería te daba ganas de matarlo. En ese equipo jugaba Sulivan que era un jugadorazo. Vi muchos muy buenos pero técnicamente fue el mejor.
¿El mas completo que viste en Piamonte?
Muchos y muy buenos. La «Chancha» Mainoni, Picerni, Aquino, Sulivan, Dardo Jara pero «Muchinga» fue el mas dotado técnicamente.
Jugaste en El Expreso…
Sí, un regional en el 87. Eternamente agradecido a la gente de El Expreso que me permitió pasar 4 meses hermosos. Jugué en canchas de Córdoba, San Luis, La Pampa y con jugadorazos como el «Negro» Celi, Juancito Caramuto, atajaba Pepe (Hernández), volví a jugar con Carlitos Huens… Una experiencia inolvidable y eternamente agradecido a toda la gente de El Expreso.
Pero te pusiste otras camisetas…
Sí. En aquella se hacían partidos homenaje y llamaban a jugadores de distintos clubes para reforzar. En el 86 jugué para Trebolense un amistoso contra el equipo de Rosario Central que había ganado el ascenso y que dirigía el «Negro» Marchetta, jugaba Alejandro Lanari, Cornaglia, el gringo Lanzidei… Solo faltó Palma. Para Trebolense atajaba la «Mona» Laurenti, jugaban los hermanos Fiordomo, «Oaky» Scuotri, el «Negro» Celi, el «Sapo» Meier, Cappellino… Un equipazo y ganamos 2 a 1. Después tuve el honor de enfrentar a Luis Artime, a los hermanos Onega, Killer, Nardone y todos esos monstruos cuando La Emilia trajo a Renato Cesarini a jugar un amistoso a San Jorge. Hice pareja con Juancito Caramuto que jugaba en San Jorge en esa época. También ganamos 2 a 1 y jugué para General San Martín y fuimos a jugar con la «Mona» Laurenti y «Picote» (Jorge Scarafiocca). Jugamos contra Unión y le ganamos 2 a 0. Para Unión jugaron Héctor Pitarch, Carlos Biasutto, el Turco Alí… Me acuerdo que cuando terminó el partido el Presidente de General nos quiso llevar a todos a jugar pero yo tenía el pase en Piamonte.
¿Qué significó para vos jugar en tu club, el de tu pueblo?
Un honor. Mi familia, mi madre era Piquetti y mi abuelo era el «Kelo» Piquetti que fue en centrohalf de Piamonte, Mi papá Aldo Caritá fue muchos años el arquero de la Primera de Piamonte, mi hermano jugó algunos partidos de arquero y mi tía, un flaco que le decían «Visnaga», jugó también en la Primera. Llevar la camiseta de mi club y salir campeón fue un honor. Me hubiera gustado ir a jugar a otro lado pero debo ser justos y decir que los dirigentes de Piamonte siempre se portaron muy bien conmigo y fueron muy generosos así que no me costaba para nada jugar en mi club. Además tenía algunos beneficios por ser local.
¿Beneficios?
Si, porque a decir la verdad yo era un poco vago para entrenar. El martes no iba o si iba hacía un poco y nada más. Los miércoles también. Pero si necesitás una ayuda sabés que si sos local la vas a tener. Cuando ganás, al ser local es una ventaja y muy lindo.
Capitán muchos años…
Sí, muchos años. Capitán de mi equipo y varias veces capitán de las selecciones de la Liga que se armaban. Otro de los grandes privilegios que me guardo.
Tus viejos fueron incondicionales…
Sí, me seguían a todas partes. Tengo un recuerdo muy lindo que fue el día que salimos campeones en el 78 y mis padres estaban como siempre mirando el partido. Cuando terminó, mi hermano entró corriendo pero mi Papá no podía, entonces fui hasta donde estaban ellos y mi viejo estaba muy emocionado y me dijo: «Me siento orgulloso que siga la dinastía». Me parece verlos detrás del alambrado siguiéndome a todos lados. Seguramente desde el cielo estarán orgullosos de mi trayectoria.
Tu abuelo también fue especial para vos…
Lamentablemente mi abuelo no me pudo ver porque tuvo un accidente cerebro vascular y no me pudo ver. Pero mi abuela le contaba como había salido Piamonte el Domingo y yo iba los lunes a verlo siempre y le contaba. Yo creo que el me entendía porque me parecía verle una sonrisa. Y hay una anécdota que para algunos podrá parecer terrible. Mi abuelo muere en ese 1978 un Domingo. Me despierto a la mañana y me avisan que había fallecido. Decido no jugar el partido que era contra San Martín en Piamonte. Al rato viene mi Mamá con mi abuela y dos tíos para hablar conmigo y mi abuela me dice: «El mejor homenaje que le podés hacer es ir a jugar hoy». Estaban todos de acuerdo, hasta mis tíos me retaron y al final me convencieron y fui. Perdimos 2 a 1 y fue el único partido que perdimos en el año.
¿Por qué te retirás?
Yo era medio atorrante para entrenar, si hubiera entrenado como ahora hubiera jugado hasta los 40 y en el 96 cuando empezó la pretemporada me di cuenta que el físico no me daba más. Ya tenía demasiados dolores.
¿Cuál fue la mejor delantera que enfrentaste?
Muchas porque antes se jugaba con tres delanteros pero la de Americano con Aranciba, Boero y Puchetta fue lo mejor que vi y mirá que vi muchos. Arancibia era un puntero imparable, al «Loco» Boero lo conocemos y Puchetta te pasaba, te esperaba y te volvía a pasar. De locos lo que jugaba esa gente.
Y llegó el tiempo de ser técnico…
Sí. En el 2003 me vino a buscar Oscar Carreras para que le ayude a Jorge Falappa en aquel campeonato que ganó en Piamonte en Sastre, aquel partido polémico con el gol de Pablito Bertolé sobre la hora. Al año siguiente Jorge no quiere seguir y lo traen a Jorge Togachinsco, armó un buen equipo pero los jugadores… no le fue bien y lo dejan cesante. Ahí me piden que agarre y ganamos el segundo campeonato invictos y perdemos la semifinal con General San Martín. Sigo en el 2005 pero dejé a mitad de año, vuelvo en el 2006 donde armamos un equipo interesante con Becerra, Camino y todos los muchachos y llegamos a las semifinales donde quedamos afuera con Sastre.
Y también dirigiste inferiores…
Sí, durante 13 años. No me olvido de quienes empezaron con 12 o 13 pibes y una pelota en la cancha auxiliar de Piamonte. No me olvido de Heriberto Ñañez que comenzó todo, de «Tito» Sgrescia que hacían todo con mucho esfuerzo. Yo dirigí en tiempos donde un entrenador dirigía a todas las categorías con Mario (Alba) que era y sigue siendo el Preparador Físico. Hay quienes se olvidan de esos iniciadores pero yo no me olvido. Había gente que no tenía hijos jugando y sin embargo estaban en la comisión. Con Mario Alba le hacíamos el sandwich de queso y mortadela a los chicos en la panadería de Miguel Bortolini y a la tarde se lo dábamos a los chicos.
Tu mejor partido…
Contra La Emilia que ganamos 3 a 2. Hice el gol del triunfo de cabeza, me acuerdo que me tiró un centro Pineda y salté y la cabeceé al ángulo. La Emilia tenía un equipazo con el Negro Segovia, Lalo Vega, Carlitos Quinteros, Mingo Montenegro, Russo… Ese día nos dirigió Juan Carlos Crespi. Al final Crespi me pidió la camiseta pero si se la daba desarmaba el equipo de camisetas de Piamonte.
¿Y el peor?
Uno contra Sastre de visitante. Jugaba Soria de «9» en el 84. Era muy difícil de marcar, me tuvo mal. Perdí mas de las que gané. Con el «Lalo» Vega o Bajilet eran jugadorazos pero mas fáciles. El «Ojón» Rojas con el que apenas entrábamos a la cancha nos gruñíamos y con el tiempo hicimos el curso de técnico y hoy tenemos una gran relación.
¿Muchas rojas?
No, solamente dos veces me echaron aunque no lo puedan creer, ja… Una vez Mario Gallina en un clásico con Susanense que íbamos ganando 2 a 1 y lógicamente hacíamos tiempo y yo era el capitán. Faltaba poquito y viene Gallina y me dice que al próximo que haga tiempo lo echaba. Al ratito vino la pelota y justo cobra algo el árbitro y yo la rechacé, creo que la mandé a Landeta. Vino y me echó. Al final del partido fui a hablarle y me prometió que no me iba a informar y no lo hizo. Ni me suspendieron.
La segunda roja fue en cancha de Trebolense, yo jugaba de 6 y había muchos chicos en los 2 equipos. Se armó un revuelo y fui a separar y empujé al árbitro y me echó. Me dieron 3 fechas. Eso sí, debo tener el récord de amarillas. Una vez terminé el campeonato con 15 amarillas y me dieron 3 fechas para el otro torneo. Justo organizaron un torneo de verano y Piamonte entró para que yo me limpie, jugaron 2 partidos y después una amnistía y quedé limpio.
¿Cuál es ese amigo del alma que dejó el fútbol?
Y… ese amigo del alma está en el cielo (Se emociona), Cristian Depetris que era un loco lindo, de esos inolvidables.
¿Qué te dejó el fútbol?
Muchos amigos, enseñanzas de vida, alegrías… Con todos los que vinieron a jugar a Piamonte tenemos una excelente relación. Un compañero como Dardo Jara que era un docente, la «Chancha» Mainoni que jugó en Boca y que me regaló una camiseta de Independiente Medellín. Robles, Picerni, Pineda… Un montón…
¿El mejor técnico?
No tuve muchos. Jorge Falappa el que mas tuve y mas resultados sacamos, tuve a Donsanti, Ducca, Tomasito Falappa… Me quedo con Jorge.
¿Pudiste jugar en otro nivel de fútbol?
Tuve una gran oportunidad. Una vez me llamaron de Independiente cuando se fue Enzo Trossero. Resulta que una persona estaba en la cancha un día que yo estaba jugando y la verdad es que volaba. Tenía 21 años (Hoy tiene 61) y estaba en alto nivel. Cuando terminó el partido me hablan y les digo que sí. Un tío mío que estaba en Buenos Aires fue el contacto pero no había comunicaciones como ahora. Me mandaron una carta para que vaya pero mi tío me dijo que fue a hablar y Pastoriza le dijo que si era mas o menos bueno iba a quedar, que tenía que arreglar con él y no me gustó y no fui. Llevaron a un defensor de Colón.
Diego Caritá el capitán eterno de Piamonte. Un referente de los años dorados del fútbol liguista. Campeón y enamorado de su club al que defendió durante 22 años. El «Diego», uno de los centrales mas importantes de la historia. Y eso que empezó a jugar de 11.