ARIEL ASTRADA: «CUANDO ME PONGO LA CAMISETA DE SAN MARTIN PARA EL SENIOR TODAVÍA ME EMOCIONO»

Un privilegiado el «Negro». Debe ser el único jugador nacido de nuestra Liga (Hernán Díaz no cuenta) que entrenó con un tal Diego Armando Maradona (Martín Boasso jugó en contra). Porque el privilegio de conocerlo, de compartir una cancha o un asado, el privilegio de estar cerca del «Negro» en la vida es, justamente, de los que lo rodean. Porque difícilmente se pueda encontrar un tipo mejor que Ariel Astrada, el «Negro» Astrada de San Martín. Marcador de punta con poca marca (Lo dijo el) y buen trato de pelota (Lo decimos nosotros), de salir bicampeón (91 y 94) con aquél equipo de mostros como Bardallo, «Panga» Rodríguez o el «Gringo» Rojas entre otros y era un pendex.

Y estuvo en Newell´s a pesar que casi toda su carrera fue rojinegra pero de San Martín. Un año leproso, un año en El Expreso y un año en Atlético San Genaro. El resto, siempre en San Martín cobijando un amor genuino por esa camiseta pero mas que nada un montón de adeptos a su forma de ser, tranquilo, buenazo, de madera noble y corazón generoso.

Ariel Astrada es nuestro personaje de hoy en esta colección de notas de leyendas de la Liga…

¿Qué recordás de tu infancia en relación con la pelota?

La pelota en todo momento, a la mañana, hasta que nos íbamos a la escuela, comer rápido para ir a jugar a la pelota de nuevo. Vivía en un barrio de muchos chicos y todos jugábamos a la pelota así que era eso… jajaja. Mis viejos no eran de Carlos Pellegrini y entonces al principio me costó un poquito pero cuando me vine al barrio lo tenía de vecino a Hugo Pereyra y me llevó a San Martín. Mi viejo fue laburante toda la vida y si bien le gustaba el fútbol tampoco era muy fanático. De ahí no paré más y tengo muy lindos recuerdos de la infancia.

¿De qué jugabas de chico?

De marcador de punta izquierdo. Me ubicaban ahí pero con el tiempo me fui al medio y en quinta de delantero casi. Con el tiempo volví a ser marcador de punta, creo que me puso el «Mono» Daniele ahí. Al que le gusta jugar al fútbol lo hace donde le dicen porque el entrenador es el que ve donde le podés rendir más. Como marcador de punta, mucha marca nunca tuve pero me gustaba salir jugando, el técnico me habrá visto algo… o no había otro!!! jajaja… entonces me ubicaban ahí.

¿Cómo te fue en Newell´s?

Estuve un año y fue una experiencia muy linda. Además ese año tuve la chance de compartir lugar de entrenamiento con uno de los mejores de la historia como Diego Maradona. Fue algo increíble, el día que lo presentaron con un partido estábamos todos los chicos de inferiores y fue muy lindo. Jugué en la Rosarina y AFA como técnico a Roque Alfaro y el «Chivo» Pavoni y la supervisión de Jorge Griffa. Al final del año de 60 quedaron 30 y me tuve que ir pero no tengo nada que reprocharme. En el 94 volví a San Martín.

¿Entrenaste con Diego?

Sí, pero el entrenaba poco porque venía de un tratamiento en China o Japón y estaba flaquísimo. En algún entrenamiento entró un rato pero era todo una revolución, era terminar de entrenar e ir a correr a ver el entrenamiento de la primera para verlo a Maradona. Un privilegio vivir ese momento.

¿Cuándo debutaste en Primera?

En el 91, había agarrado Campaner que había venido de Rosario. Yo tenía edad de quinta. A mitad de año se fue y lo reemplazó la subcomisión de fútbol encabezada por el «Patón» Bearzotti y después vino Jorge Togachinsco. Debuté en la cancha de Pueblo Casas donde entré unos minutos, ese año San Martín fue campeón después de 25 años que fue muy importante y además ese año pude hacer mi primer gol en Primera que fue en cancha de San Martín frente a General San Martín.

¿Cuál fue el delantero mas difícil?

Todos… jajajaja… Fueron muchos años, alguna vez la pasé mal con Cristian Venezia, «Runcho» Gorosito o Marcelo Lola que eran rapiditos me costaba más pero de todo se aprende.

¿Qué te dio el fútbol?

Muchísimos momentos inolvidables. Salir campeón, levantar una copa… pero me quedo con el abrazo que me daba mi viejo cada vez que terminaba un partido. El gusto grande que me di fue el de entrar con mi hija Agustina a la cancha que fue el año que terminé de jugar en el 2006, fue un sueño cumplido e inolvidable.

¿Qué es para vos la camiseta de San Martín?

Una parte de mí, la camiseta de San Martín es eso. Como se dice, el club es mi casa, mi familia, todo… Todavía hoy cuando me pongo la camiseta para jugar un partido de fútbol senior siento una emoción y un orgullo muy grande. ES una pasión y un sentimiento muy grande. Agradecido por siempre a este club.

¿Ese amigo que te regaló el fútbol?

Gustavo Táccari. Vino de Las Rosas en el 2001, tuve la posibilidad de conocerlo y entablamos una amistad muy linda que perdura hasta el día de hoy. Ese año también vino el «Mono» Daniele y también me hice muy amigo. Esas son las cosas lindas que te deja este lindo deporte.

¿Qué es de tu vida hoy?

Hace 14 años que dejé de jugar, estoy casado con Melina tengo dos hijos. Agustina de 14 años y Santiago de 12, trabajo hace unos buenos años que trabajo en una empresa de Pellegrini y siempre relacionado al club. Hace 2 años que dirijo inferiores, estuve en el cuerpo técnico de Primera, muy lindo todo. Estoy muy bien, disfrutando de mis hijos, de mi señora, de los momentos que van pasando. Muy bien.

¿Una cuenta pendiente?

Me hubiera gustado jugar en un plantel profesional, como cualquier jugador pero igualmente estoy súper agradecido de todo lo que me dio el fútbol que fue muy generoso conmigo.